Introducción:
La hipertensión pulmonar es una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos en los pulmones y en el lado derecho del corazón. Se caracteriza por un aumento anormal de la presión arterial en las arterias pulmonares, lo que puede dificultar el flujo sanguíneo desde el corazón hacia los pulmones para recibir oxígeno.
Causas:
- La hipertensión pulmonar puede ser idiopática (de causa desconocida) o secundaria a otras condiciones médicas, como enfermedades cardíacas congénitas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), tromboembolismo pulmonar, enfermedades del tejido conectivo, o exposición crónica a altitudes elevadas.
Síntomas:
- Los síntomas pueden incluir dificultad para respirar, fatiga, mareos o desmayos, dolor en el pecho, hinchazón en las piernas o abdomen, y ritmo cardíaco acelerado.
Diagnóstico:
- El diagnóstico se realiza a través de pruebas como ecocardiograma, cateterización cardíaca derecha, pruebas de función pulmonar, análisis de sangre para medir los niveles de oxígeno y otros biomarcadores, y pruebas de imagen como radiografías de tórax o tomografía computarizada (TC) pulmonar.
Tratamiento:
- El tratamiento depende de la causa subyacente y la gravedad de la enfermedad. Puede incluir medicamentos para dilatar los vasos sanguíneos y reducir la presión arterial pulmonar, oxígeno suplementario, terapia de rehabilitación pulmonar, o cirugía para reparar defectos cardíacos o eliminar obstrucciones en los vasos sanguíneos pulmonares.
- En casos graves, puede ser necesaria la trasplantación de pulmón o corazón-pulmón.
La hipertensión pulmonar es una enfermedad grave que puede causar complicaciones potencialmente mortales si no se trata adecuadamente. Es importante que los pacientes reciban atención médica especializada y un seguimiento regular para controlar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.
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