No somos tan originales como creemos. Somos seres adaptables que siguen las tendencias de la mayoría. En un video previo sobre la sensibilidad, argumenté que con los ojos cerrados, generalmente podemos reconocer objetos familiares. Tenemos la habilidad para aprender, conocer, recordar, sentir y expresar. En este video, añado que vivimos en sociedades y nos agrupamos en función de asociaciones de ideas.
Desde hace tiempo, se estableció que la educación escolar sería obligatoria entre los 5 y los 16 años. Durante este período, aprendemos más sobre la estructura del sistema educativo que sobre su contenido. Esta estructura nos condiciona a dedicar varias horas al día al estudio, una rutina que eventualmente se convierte en nuestra vida laboral. Dependiendo de la política gubernamental o las tradiciones culturales, el contenido educativo varía. Pero hay un común denominador: nos enseñan a dedicar tiempo para aprender y trabajar, lo cual no es lo mismo que enseñarnos a trabajar ni mucho menos a vivir.
Para propósitos educativos, comparo los niveles de aprendizaje con la geometría. Al principio, interpretamos la información en un plano bidimensional. Con el tiempo y la experiencia, añadimos una tercera dimensión: la profundidad. Y cuando nos convertimos en expertos en un tema, incorporamos una cuarta dimensión, que podría ser el tiempo.
Al examinar a fondo esta analogía, vemos que tanto el contenido como el tiempo son esenciales. Sin embargo, también reconocemos que los modelos educativos actuales y pasados han fomentado la creación de hábitos y costumbres que resultan en ciudadanos serviles, autómatas, o creativos, pero en proporciones desiguales.
La adolescencia es una etapa crucial, llena de adrenalina, desafíos y conflictos. Al pasar a la adultez, nuestras costumbres previamente formadas añaden profundidad a nuestra interpretación del mundo. Pero la falta de recursos económicos a menudo actúa como un muro que impide la realización de nuestras aspiraciones.
A medida que ganamos edad, nuestra experiencia se refleja en nuestras vidas. Algunos optan por casarse y formar una familia en torno a los 33 años, a una edad en la que ya han establecido patrones de vida fácilmente reconocibles. Aunque podemos cambiar de lugar y adaptarnos a nuevas culturas, en última instancia, somos moldeados por las leyes y las normas sociales del lugar al que nos trasladamos.
Frecuentemente, la mayoría de edad se asocia con un aumento en la comprensión y la experiencia. Siguiendo esta línea, llega un punto en la vida donde te das cuenta de que el sistema educativo es en muchos aspectos obsoleto, retórico y poco gratificante tanto económica como emocionalmente. Al mismo tiempo, quizá te encuentres en una etapa donde tus hijos te dejan a cargo de sus propias responsabilidades, incluidos los nietos. En este momento, la vida te obliga a reflexionar sobre tus logros y decisiones pasadas, que se van reduciendo al ritmo de tus días. Si optas por un cambio de escenario, quizá te enfrentes a una transición lenta y médicamente supervisada hacia nuevos hábitos y costumbres. Finalmente, esta etapa de introspección te lleva a confrontar la cercanía inevitable de la muerte, lo que para algunos se traduce en un acercamiento a la espiritualidad o a Dios.
Para concluir, el tiempo es crucial en nuestro desarrollo y entendimiento del mundo. A medida que ganamos experiencia, comprendemos las limitaciones del sistema educativo y adaptamos nuestras expectativas de vida en consecuencia. No hay una verdad absoluta; cada uno de nosotros tiene sus propias experiencias y perspectivas. Y este video es simplemente un reflejo de mis pensamientos y experiencias, así como de los muchos otros que han compartido sus historias conmigo.
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